Bellezas del Maule: El Último Ramal de Chile

En una densa ramificación de tramos a la costa y luego a la cordillera, los Ramales Ferroviarios de la Región del Maule emergieron como un inusual espacio de sociabilidad popular, asociados a las actividades ferroviarias económicas de la trocha angosta hacia las últimas décadas del siglo XIX, generando paulatinamente la apertura transversal del país. Este fenómeno quedará marcado en la memoria de las y los maulinos en el siglo XXI, sin embargo ¿qué se está haciendo hoy por los ramales ferroviarios de la región del Maule?

En la actualidad los rasgos de los cinco ramales ferroviarios regionales están muy deteriorados, excepto en la memoria de quienes fueron sus actores, testigos o sus descendientes. Nuestros ramales, en el decir de sus tempranos conocedores, tuvieron una agitada vida de acuerdo al constante circular de las locomotoras a carbón, desde el interior del territorio al Pacífico, y viceversa. En su conjunto, y por su sentido identitario y colectivo, la experiencia cultural de volver a ellos gracias a nuestras bicicletas nos ha permitido conocer parte de la riqueza de sus testimonios cotidianos y las expresiones culturales de significación comunitaria propias del acervo patrimonial ferroviario del Maule.

Pedalear junto a lo que queda de ellos constituye una verdadera crónica coloreada de la riqueza patrimonial de los ramales ferroviarios de nuestra región. Gracias a nuestras cámaras fotográficas hemos inmortalizado algunos de sus escenarios y sus personajes en una ecología patrimonial única, con un valor iconográfico notable, un elevado cromatismo y una ordenada composición. 

Los ramales regionales resistieron con fuerza y dignidad, pero todos corrieron la misma suerte: el Ramal de Linares a Panimávida y Colbún, el Ramal de Parral a Cauquenes, el Ramal de Curicó a Licantén, y el Ramal de Talca a San Clemente y Mariposas. El único sobreviviente en Chile es el Ramal Ferroviario Talca-Constitución, el cual ha adquirido una significación patrimonial y una representatividad significativa en nuestra identidad cultural regional. Pese al cariño que le prodigamos, existen entre nosotros grandes vacíos respecto de los desaparecidos ramales regionales, así como de cuáles fueron sus escenarios concretos y sus actores por excelencia. Ello nos invita a investigar acuciosamente su pasado para hacer emerger, desde un punto de vista integrado y multidisciplinario, la memoria de los mismos y la importancia de su patrimonio en el presente y el futuro.

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Ahora bien, la memoria atesorada de los ramales maulinos es un bien preciado y un gran aporte a la salvaguarda del patrimonio de la Región. Pero, lo más importante radica en extender ese conocimiento a las nuevas generaciones, visibilizando didáctica y atractivamente nuestro patrimonio, su importancia y relevancia. Sobre el conocimiento acumulado en la academia -gracias a las rutas que realizamos en bicicleta por el Maule- podemos disfrutar de un patrimonio vivo y en primera persona que nos conecta directamente con los ramales ferroviarios y sus trazos dispersos hoy en el Maule. El tren es un medio de transporte seguro, cómodo, rápido y masivo y al mismo tiempo aporta al turismo ecoeficiente y sustentable. Fortaleciendo el Tren todos ganamos en tiempo pasado, presente y futuro.