Censo 2024: 61% de los hogares en Chile tiene casa propia y 26% vive en arriendo

El Censo 2024 reveló este jueves qué, dónde y en qué condiciones habitan los 7,1 millones de viviendas particulares del país. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) constató que 61,1 % de los hogares vive en propiedad—47,3 % pagada y 13,8 % en proceso de pago—, mientras el arriendo crece hasta 26,2 %, nueve puntos más que en 2002.

Vivienda propia a la baja, arriendo al alza

Las cifras responden a cambios demográficos y de mercado. Hace 22 años la vivienda propia pagada alcanzaba 52,8 % y la que aún se paga 19,7 %; el arriendo apenas llegaba a 17,7 %. Hoy el alquiler gana terreno en zonas urbanas, sobre todo entre jóvenes y migrantes, impulsado por la mayor construcción de departamentos y el alza de precios para compra.

En cuanto al tipo de inmueble, las casas representan el 78,7 % (5.040.254) y los departamentos el 19,9 % (1.274.376). En 2002 la relación era 82,7 % versus 12 %. Las mediaguas casi desaparecieron: bajaron de 3,6 % a solo 0,3 % del parque habitacional, un indicio de mejores estándares constructivos y programas de erradicación de campamentos antiguos.

El 92,3 % de las viviendas se abastece por red pública; el resto recurre a pozos (4,1 %), camiones aljibe (2 %) o ríos y vertientes (1,5 %). Las brechas se concentran en el sur: Los Ríos (80,1 %), La Araucanía (80,2 %) y Los Lagos (81,1 %). En el norte, Atacama (10,2 %) y Tarapacá (9,7 %) lideran la dependencia de camiones aljibe, reflejo de la sequía y la dispersión rural.

En saneamiento, el 97 % de los hogares está conectado a alcantarillado o fosa séptica. Sin embargo, Los Lagos (88,2 %), La Araucanía (89,9 %) y Los Ríos (89,8 %) exhiben los déficits más notorios. La electricidad alcanza al 99,6 % de las viviendas, con la red pública como fuente principal (98,6 %). El uso de placas solares sube a 0,5 %, señal de transición energética en zonas apartadas.

Qué significan los datos para las políticas públicas

Los resultados del Censo 2024 evidencian una tendencia urbana a la vivienda en altura y al arriendo, lo que obliga a ajustar subsidios y políticas de suelo. Asimismo, las brechas de agua potable y saneamiento en el sur y la dependencia de camiones aljibe en el norte plantean desafíos de inversión en infraestructura. Finalmente, la casi universal electrificación abre espacio para fomentar energías renovables a pequeña escala.